Le tapó un penal a Inglaterra y los dejó eliminados, ahora es sacerdote
Un jugador que en su mejor momento jugó un Mundial y mandó a casa a Inglaterra, ahora es sacerdote.
En el fútbol hay múltiples historias al respecto de cómo los jugadores pasaron, algunos, con pena, otros con gloria y levantando títulos. Este es el caso de un deportista que trascendió en su selección, que llegó a ser mundialista, que jugó con su país la máxima cita del mundo, pero ahora se dedica a una profesión diferente a la que en su momento se trazó, como fue la de ser futbolista profesional.
En su mejor momento, el jugador envió a casa a la selección nacional de Inglaterra, tras que fue genio y figura dentro de la definición desde el punto penal. Así fue cómo el deportista se encargó de acabar con la ilusión de los ingleses, que en aquella cita mundialista, pues contaban con un plantel muy importante y que podía dar buenos réditos. Esta es la historia del portero de la selección de Argentina, Carlos Roa.
De acuerdo a la página web de Red Bull, el deportista dejó el fútbol y luego se dedicó a trabajar como pastor en una iglesia evangélica. “Nunca pensé en jugar los sábados”, fue la frase que dejó marcado al deportista, quien en ese momento fue factor determinante para que la selección nacional de Argentina pueda pasar la fase y siga con vida en la copa Mundial de la FIFA, que se realizó en el año de 1998, y que tuvo como sede al país de Francia.
Los clubes de Carlos Roa
El jugador argentino en su momento surgió desde el combinado de Racing, luego de ello dio el salto al cuadro de Lanús. Tras ello se fue a jugar al conjunto del Mallorca de España, siguió su carrera en el conjunto del Albacete y al final firmó por el conjunto de Olimpo de Bahía Blanca de Argentina, club que sería su último equipo profesional.