Ya basta Amaury, respeta al equipo y vende el club

Chivas no tiende dinero para refuerzos (o eso dicen) , llevan cuatro años sin títulos; el rebaño se cae a pedazos, sin refuerzos, sin resultados, todo apunta a que Chivas está sin dirección. Desde que Amaury Vergara asumió el mando del conjunto rojiblanco las cosas han caído en un limbo deportivo sin precedentes. Bajo la idea de ‘confiar’ en la cantera tanto Vergara como el director deportivo, Ricardo Peláez se han eximido de la responsabilidad de devolver al Guadalajara al protagonismo de la Liga MX.

Han pasado ya más de dos años cuando el ex dueño de Chivas, Jorge Vergara, cediera el cargo de presidente a su hijo Amaury. Desde aquel 24 de junio del 2019 el nuevo proyecto rojiblanco ha quedado a deber. La afición reclama resultados y de la directiva solo recibe excusas de que se está encontrando el camino, algo que no parece caminar hacia adelante.

Amaury Vergara pasa más tiempo en hacer producir el patrimonio familiar con la empresa Omnilife, que intentar sacar a Chivas del abismo deportivo en el que se encuentra. La hinchada pide a gritos que se venda el equipo, que llegue gente capaz y que sea conocedora de la industria deportiva, no quiere más improvisaciones.

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Lo mejor que puede hacer Amaury Vergara es dejar que otros se encarguen de Chivas, que, si no quiere vender todos los activos, al menos venda un buen porcentaje para que las decisiones del Rebaño no sean unilaterales. El Redil requiere cambios estructurales importantes.

El cambio puede generar miedo, pero puede llegar algo mejor, clubes como Tigres o Cruz Azul están dado un paso adelante en cuanto al manejo de industria deportiva, ahora Chivas también puede dar ese paso, pero mientras el club siga maniatado al servicio de Amaury Vergara, las aristas de oportunidades de levantar al equipo se minimizan.

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A Chivas le urge un cambio drástico en su administración, en su dirección deportiva y en la mentalidad de la plantilla. Se necesita respetar los 115 años de historia que tiene el equipo más popular de México, orgullo de la afición por solo tener mexicanos en su equipo. Es momento de abrir paso a nuevas opciones de liderazgo para el bien del Rebaño y para el bien del fútbol mexicano.