¡Se la volvieron a aplicar a los arrimados de Cruz Azul! Primero los corrieron del Estadio Azul hace tres años porque supuestamente lo iban a demoler y al final no demolieron nada, solamente los corrieron, se fue a jugar ahí el Atlante y ya; después se van al Estadio Azteca y otra vez lo corren porque supuestamente van a hacer una remodelación, por lo que los terminan sacando, pero ¡oh sorpresa! El América sí va a jugar ahí hasta febrero, entonces está claro que en ningún los quieren a esos arrimados, en todos lados los corren.
Eso es lo que pasa cuando no tienes casa, eso es lo que pasa cuando no eres dueño de absolutamente nada, te engañan, te corren, estás como apestado; entonces, lo que me parece ilógico es que la gente del Cruz Azul sea dueña de una cementera y no pueda construir un estadio. De verdad, un equipo que se hace llamar grande y no tiene estadio es algo ridículo; hasta los Jaguares tiene estadio, el Morelia, el Veracruz que no tiene equipo, tiene estadio, mientras que esos mediocres del Cruz Azul no pueden tener ni siquiera un casa chica; tienen que estar de arrimados toda la vida.
Yo les quiero hacer una recomendación a mis amigos ‘celestes': como ustedes sabrán, el equipo de Cruz Azul no nació en la Ciudad de México, ellos son de Hidalgo, así que yo les surgieron que se vayan a de la ciudad, que hagan un estadio allá en su rancho, allá en su pueblo que es Hidalgo, y ahí se armen un clásico con el Pachuca, que sea un “Clásico del rancho”, el “Clásico del pueblo”, una cosa así, para que tanto Pachuca, que está hambreado por tener un clásico, tenga uno y Cruz Azul tenga uno a su alcance.
La ‘Máquina’ debe volver a sus raíces
La realidad es que competir con el América hace mucho que no lo hacen, además así dejarían de ser arrimados y por fin estarían en el lugar donde fueron creados; porque sí, la Cementera Cruz Azul es de Hidalgo, no de México. Así que señores de Cruz Azul, piénsenlo, aquí en México solamente son el equipo menos querido, el que menos importa en la Ciudad de México, entonces váyanse a un lugar donde si los aprecien; aquí nada más dan risa, los humillan en la cancha, en el escritorio y después los humillo yo en redes sociales.
