El fichaje del año, los millones que tendría que pagar Chivas para recuperar a Zendejas, habría una moneda de cambio

El posible regreso de Alejandro Zendejas a Chivas irrumpió en el panorama futbolístico como un golpe seco. Lo que comenzó como una filtración entre aficionados escaló de inmediato a un debate nacional, porque involucra a uno de los futbolistas más consistentes del Club América y a un plantel que aún carga la presión histórica de ser protagonista. La noticia rompió la rutina del mercado y volvió a encender la narrativa del Clásico Nacional, esa rivalidad que no admite términos medios y que convierte cualquier movimiento en un acto político.

Zendejas representa una herida abierta en Guadalajara. El jugador salió sin estridencia, se consolidó lejos del Rebaño y encontró su mejor versión justamente en el lugar donde más duele al aficionado rojiblanco: Coapa. La idea de traerlo de regreso no solo inquieta por su costo, sino por el mensaje simbólico que enviaría a los dos bandos.

Transfermarkt valora al extremo en 9.5 millones de dólares, una cantidad que supera cualquier inversión previa del Rebaño. Pagarla implicaría un cambio drástico en la política económica del club, acostumbrado a moverse con cautela en el mercado. No se trata únicamente de desembolsar una cifra récord; se trata de asumir que Chivas necesita romper su propio molde para intentar recomponer una ofensiva que no termina de consolidarse.

Este fichaje representaría la admisión de que el proyecto deportivo requiere algo más que cantera, promesas o apuestas moderadas. Chivas estaría enviando un mensaje contundente: su estructura necesita un elemento táctico, estable y probado, y ese elemento es justamente el futbolista que América supo aprovechar mejor de lo que Guadalajara logró en su momento.

Del lado azulcrema, el panorama luce aún más complejo. El América no suele negociar con Chivas porque el intercambio de jugadores entre ambos clubes trasciende lo deportivo y se convierte en una declaración de poder. En Coapa, cualquier salida hacia el rival es vista como una derrota institucional. Y cuando se trata de un jugador disciplinado, funcional y adaptado al sistema de André Jardine, la conversación adquiere tintes de imposibilidad.

Zendejas se transformó en una pieza estratégica del América, con un perfil ideal para un sistema colectivo que prioriza la inteligencia y la constancia por encima del lucimiento personal. Perderlo en plena etapa de éxito deportivo enviaría señales contradictorias al vestidor y al entorno.

Mientras el rumor crecía, surgió una versión que añadió tensión al escenario: la posible inclusión de Cade Cowell en el movimiento. Chivas estaría dispuesto a ofrecer al delantero más una cantidad cercana a los cinco millones de euros para equilibrar la operación. Sobre el papel, la cifra se acerca al valor total de Zendejas. En la práctica, coloca al América en una posición que difícilmente aceptaría.

Cowell llegó a México como una apuesta mediática, con velocidad, potencia y un potencial considerable. Sin embargo, su adaptación ha sido irregular y su impacto no ha cumplido las expectativas que generó su fichaje. Para el América, recibirlo como parte del trato significaría cambiar una certeza por un proyecto en construcción, una decisión que desentona con la exigencia habitual del club.

Desde la óptica de mercado, el movimiento beneficia claramente a Chivas. El Rebaño obtendría a un jugador táctico, consistente y plenamente adaptado al fútbol mexicano, capaz de aportar equilibrio y variantes en zonas donde el equipo ha carecido de soluciones durante años.

Para el América, en cambio, la operación significaría una pérdida estructural. Zendejas es uno de los elementos que sostienen el planteamiento de Jardine, un futbolista que entiende cada ajuste del sistema y que rara vez compromete el funcionamiento colectivo. Su salida no solo debilitaría al equipo, también alteraría una dinámica interna que ha sido clave para los últimos éxitos azulcremas.

Más allá del rendimiento, el caso Zendejas toca fibras profundas dentro del Clásico Nacional. Su salida de Chivas, su consolidación en el América y la posibilidad de un regreso convierten esta historia en un episodio lleno de implicaciones simbólicas. Chivas buscaría corregir una decisión que permitió que uno de sus talentos se convirtiera en referente del rival. Para Guadalajara, recuperar a Zendejas significaría narrar el retorno del jugador que nunca debió irse.

En Coapa, el impacto sería el opuesto. América ha construido su identidad reciente sobre la idea de crecimiento constante, de no retroceder y de no entregar piezas clave al rival. Ceder a Zendejas rompería esa lógica, y ese detalle convierte cualquier negociación en un acto que va más allá de lo deportivo.

La insistencia del rumor deja al descubierto una realidad inevitable: Chivas necesita un jugador como Zendejas. No uno parecido. No una promesa. No una apuesta. Necesita exactamente su perfil, su lectura individual y su impacto colectivo. El simple hecho de que la directiva contemple romper su estructura financiera revela la urgencia del Rebaño por encontrar un elemento que estabilice la ofensiva.

Este fichaje sería, más que una inversión, una declaración de intención. Chivas estaría admitiendo que el proyecto requiere un salto de calidad inmediato, incluso a costa de modificar la identidad económica que ha caracterizado al club durante años.

La posible vuelta de Alejandro Zendejas a Chivas se ha convertido en el rumor más influyente del mercado. No solo por su viabilidad, sino por todo lo que revela sobre ambos equipos. Chivas se encuentra ante la necesidad de un refuerzo estructural. América se enfrenta a la defensa de su identidad institucional. Y Zendejas aparece como la pieza que divide dos narrativas, dos proyectos y dos visiones del fútbol mexicano.

El fichaje no depende únicamente de cifras. Depende del orgullo de Coapa, de la urgencia de Guadalajara y del peso emocional de un jugador que representa, sin proponérselo, una cicatriz abierta en la historia reciente del Clásico Nacional. Si algún día esta operación se concreta, no será por el dinero. Será porque alguna de las dos instituciones decidió romper su propio relato.