La reciente derrota del América ante los Rayados de Monterrey en el Estadio BBVA ha encendido las alarmas en el seno del campeón del fútbol mexicano. Si bien una derrota en una cancha complicada como la de Monterrey puede entrar dentro de los márgenes de lo esperable, la forma en que se produjo y la sensación de un equipo que no termina de responder a las expectativas han generado preocupación en la afición y la directiva azulcrema. La solidez que caracterizó al América en el torneo anterior parece haberse diluido, y el equipo atraviesa un momento de incertidumbre en la recta final del Clausura 2025.
La caída ante Rayados no es un hecho aislado, sino la continuación de una tendencia preocupante en el rendimiento del América. El equipo no ha logrado mostrar la contundencia y el dominio que lo llevaron al título, evidenciando ciertas fragilidades tanto en defensa como en ataque. Esta inconsistencia ha costado puntos importantes y ha sembrado dudas sobre la capacidad del equipo para afrontar con éxito la liguilla, el objetivo primordial para cualquier campeón defensor.
En este contexto de resultados adversos y un nivel de juego por debajo de lo esperado, surge la pregunta sobre las causas de este bajón repentino en el rendimiento del América. Si bien pueden existir diversos factores contribuyentes, como la acumulación de partidos, lesiones o la adaptación a un nuevo torneo, hay un rival en particular que parece haber marcado un punto de inflexión en la trayectoria reciente del conjunto azulcrema: Cruz Azul.
El enfrentamiento entre América y Cruz Azul, tanto en la Liga MX como en la Concacaf Champions Cup, se convirtió en un verdadero punto de inflexión para el equipo de André Jardine. En esos clásicos, la Máquina Celeste no solo logró imponerse en el marcador, sino que también exhibió las debilidades, los errores y las carencias que hasta entonces habían permanecido relativamente ocultas en el campeón.
Cruz Azul, con un planteamiento táctico inteligente y una ejecución precisa, logró neutralizar las fortalezas del América, exponiendo su fragilidad defensiva, su falta de ideas en el mediocampo en ciertos momentos y su dependencia de individualidades en ataque. Esos duelos ante la Máquina desnudaron las costuras del campeón, revelando un equipo vulnerable y lejos de la solidez que lo caracterizó en el torneo anterior.
La derrota y la exhibición sufrida ante Cruz Azul parecen haber tenido un efecto dominó en el rendimiento del América. Tras esos encuentros, el equipo no ha logrado recuperar la confianza y el nivel de juego que lo llevaron al título. La inseguridad defensiva se ha acentuado, la creatividad en el mediocampo ha disminuido y la contundencia en ataque ha desaparecido por momentos.
La derrota ante Rayados es, en gran medida, una consecuencia directa de ese punto de inflexión marcado por los clásicos ante Cruz Azul. La Máquina Celeste, al exponer las debilidades del campeón, desencadenó una mala racha que no se veía venir en un equipo que hasta hace poco dominaba el fútbol mexicano. El responsable directo de este bajón deportivo, por paradójico que parezca, no es otro que el rival que logró descifrar y superar al América en momentos clave, sembrando dudas y minando la confianza de un equipo que ahora lucha por reencontrar su mejor versión en la antesala de la liguilla.
14/05/2025
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13/05/2025
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