El fútbol mexicano ha estado inmerso en una crisis de la cual no parece vaya a salir pronto. Al contrario, cada vez se está hundiendo más, y la Federación Mexicana de Fútbol parece ignorar el problema al enfocarse principalmente en el negocio, alejando al público y acabando con la competitividad del deporte nacional. Tras la Leagues Cup, se reportó que estaban buscando imitar a la MLS al agregar instancia de penales en partidos que terminaran en empate como método de desempate, dando un punto extra, lo que llevó a críticas por parte de los medios y especialmente del aficionado.
Tal parece que el negocio de la MLS llama la atención de la Liga MX y de la FMF, especialmente ahora que el fútbol estadounidense presumió su mejor asistencia histórica, mientras que en el fútbol mexicano los partidos con menos de 10 mil espectadores son cada vez más comunes. Sin embargo, una liga a la que se debería seguir el ejemplo si se quiere recuperar un nivel competitivo y llenar la selección mexicana con futbolistas talentosos sería la Brasileña, y no la estadounidense.
No solo a nivel internacional, sino también a nivel de continente, la liga Brasileirão está en el Top-5 mundial, gracias a estas principales razones:
El torneo largo en México debería regresar. En Brasil, cada equipo disputa 38 partidos en la liga, un formato que se ha mantenido sólido y que permite mayor competitividad y justicia deportiva. El sistema en México con torneos cortos, la liguilla y ahora el Play-In premian la mediocridad deportiva en aras del espectáculo en las instancias finales. La regularidad de un torneo largo no permite que los equipos se confíen, buscando ganar cada duelo para mantener ventaja y no quedarse atrás.
Una de las grandes fortalezas del Brasileirão es que prácticamente todos los equipos pelean por algo durante la temporada. De los 20 equipos que participan, 16 tienen objetivos claros: clasificar a la Copa Libertadores, la Copa Sudamericana o evitar el descenso. En México, la falta de descenso elimina la presión para muchos equipos, lo que disminuye la intensidad competitiva. En cambio, en Brasil, incluso los clubes grandes pueden descender, como le sucedió a históricos como Cruzeiro. Esto crea un ambiente más justo y exigente.
Brasil es mundialmente reconocido por su capacidad para formar jugadores jóvenes de calidad. Las oportunidades que se brindan a los talentos emergentes no solo fortalecen a la liga, sino que también generan grandes ventas a clubes europeos, aportando ingresos y prestigio. En México, se ha priorizado la compra de jugadores extranjeros, muchas veces de nivel medio, limitando las oportunidades para los jóvenes locales y pagando excesivas cantidades de dinero. Emular a Brasil en este aspecto fortalecería tanto a los clubes como a la selección nacional, permitiendo que el talento mexicano brille a nivel global.
El Brasileirão no solo se destaca por la calidad de sus jugadores, sino también por las recompensas económicas que se ofrecen. El campeón de la Copa de Brasil recibe aproximadamente 20 millones de dólares, una cifra que fomenta la competencia y premia el esfuerzo. Además, Brasil organiza competiciones regionales que mantienen activa la temporada de los clubes y generan interés local. México podría beneficiarse de este modelo, aumentando el valor de sus torneos de copa y mejorando la estructura de sus competencias regionales.
La liga brasileña es vista en otros países, lo que habla del interés que genera en audiencias extranjeras. En cambio, la Liga MX, a pesar de su popularidad en Norteamérica, aún no ha logrado una verdadera expansión en mercados europeos o sudamericanos. Copiar el modelo brasileño, en lugar de imitar a la MLS, podría abrir las puertas a una mayor visibilidad y respeto en el panorama global. Regresar a competencias como la Libertadores, por encima de la Leagues Cup y la Campeones Cup, sería de mayor beneficio y una mayor vitrina para los futbolistas a nivel mundial.
La idea de implementar penales para desempatar partidos, como lo hizo la MLS en sus primeros años, es un intento superficial de aumentar el espectáculo. Sin embargo, el fútbol es una disciplina donde la regularidad y el mérito deportivo deben prevalecer. Brasil, con su estructura sólida y competitiva, ha demostrado que no necesita medidas de este tipo para atraer a los aficionados. Si México quiere recuperar a los espectadores, debe comenzar a preocuparse más por lo deportivo que por lo económico o el negocio.
10/11/2024
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