Por Javier Vaca
El encuentro de ida por la semifinal de la Concacaf Champions Cup entre Tigres UANL y Cruz Azul dejó una jugada que encendió la polémica y generó debate entre aficionados y analistas. Una acción específica en el primer tiempo, dentro del área celeste, involucrando al mediocampista felino Fernando Gorriarán, se convirtió en el centro de la controversia por la decisión arbitral de no señalar la pena máxima a favor del conjunto regiomontano, una determinación que influyó directamente en el desarrollo del marcador.
La jugada en cuestión se originó cuando el uruguayo Fernando Gorriarán logró superar la marca del defensor de Cruz Azul, Willer Ditta, internándose en el área rival con el control del balón. Sin embargo, al ingresar a la zona de peligro, Gorriarán fue claramente sujetado de la camiseta por el defensor colombiano. A pesar de la evidente infracción, el árbitro central del encuentro, el salvadoreño Iván Barton, optó por dejar continuar la jugada, argumentando posteriormente que, a su criterio, la acción no constituía una falta merecedora de ser sancionada con un tiro penal.
No obstante, al recurrir al reglamento oficial de la FIFA, la acción protagonizada por Willer Ditta sobre Fernando Gorriarán dentro del área de Cruz Azul se ajusta a una infracción claramente definida como falta merecedora de un tiro penal. La regla estipula que jalonear la camiseta de un oponente dentro del área es una falta que debe ser sancionada con la pena máxima. La decisión sobre la amonestación o expulsión del infractor dependerá de la evaluación del árbitro sobre la intención, la fuerza empleada en la acción y el contexto general de la jugada, elementos que en la repetición televisiva parecieron indicar una infracción clara.
La decisión del árbitro salvadoreño Iván Barton de no señalar el penal a favor de Tigres UANL generó una airada protesta por parte del jugador Fernando Gorriarán y del resto del equipo felino. La no sanción de esta falta dentro del área privó a Tigres de la oportunidad de adelantarse en el marcador en un momento crucial del partido, lo que sin duda influyó en el desarrollo posterior del encuentro y en el resultado final de la semifinal de ida de la Concacaf Champions Cup. La polémica arbitral añadió un ingrediente amargo al enfrentamiento entre dos de los equipos más importantes del fútbol mexicano.
Es importante destacar que el reglamento de la Concacaf Champions Cup establece una directriz sobre la designación de árbitros en enfrentamientos entre equipos del mismo país. La norma señala que, en instancias donde dos clubes de la misma nación se enfrentan, se procurará designar un árbitro de la misma nacionalidad. Sin embargo, debido a las recientes controversias y el nivel del arbitraje mexicano, la confederación optó en esta ocasión por designar al silbante salvadoreño Iván Barton para dirigir el encuentro entre Tigres UANL y Cruz Azul, buscando garantizar un arbitraje de mayor nivel, aunque la polémica suscitada por la jugada del penal no marcado puso en tela de juicio esta decisión.
En conclusión, la jugada del jalón de Willer Ditta sobre Fernando Gorriarán dentro del área de Cruz Azul, a la luz del reglamento de la FIFA, debió ser sancionada con un tiro penal a favor de Tigres UANL. La decisión del árbitro salvadoreño Iván Barton de no señalar la falta generó controversia y afectó directamente las aspiraciones del conjunto felino en el partido de ida de la semifinal de la Concacaf Champions Cup. Este incidente reabre el debate sobre la calidad del arbitraje en los torneos de la confederación y su impacto en el desarrollo de los encuentros.
10/05/2025
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