El reciente encuentro entre las Águilas del América y los Rayados de Monterrey en el Estadio BBVA dejó un empate que, si bien sumó un punto para el conjunto capitalino en su búsqueda por asegurar un lugar en los primeros puestos de la tabla, también encendió las alarmas en cuanto al rendimiento defensivo del equipo. Tras el partido, las miradas se centraron en el guardameta Luis Malagón, quien fue señalado por un sector de la afición y la prensa como el responsable directo del gol de Rayados. Sin embargo, un análisis más detallado de la jugada revela que la responsabilidad del tanto no recae en el arquero, sino en un error fundamental de la zaga central.
La jugada que culminó con el gol de Monterrey se originó en un centro peligroso al área del América. En ese instante crucial, el defensor central Sebastián Cáceres se encontró en una posición para interceptar el balón y alejar el peligro. Sin embargo, su decisión en ese momento fue la que, a la postre, sentenciaría el destino de la jugada. En lugar de aplicar el principio básico de la defensa ante un centro al área, que dicta que el despeje debe realizarse hacia los costados del campo para evitar conceder segundas oportunidades dentro de la zona de peligro, Juárez optó por un despeje frontal.
Este error técnico, que contraviene los fundamentos de la defensa, colocó el balón directamente en una zona donde los jugadores de Monterrey tenían la posibilidad de controlar y rematar al arco. La trayectoria del despeje frontal de Cáceres fue imprecisa y carente de la dirección necesaria para alejar el peligro de manera efectiva, dejando el balón a merced del ataque rival.
Ante el error de Cáceres, Luis Malagón se encontró en una situación comprometida y con escasas opciones para evitar el gol. El despeje frontal y defectuoso del defensor central dejó el balón peligrosamente cerca del área chica, permitiendo que el delantero de Monterrey conectara un remate potente y bien colocado que resultó inatajable para el guardameta americanista.
En este contexto, señalar a Luis Malagón como el culpable del gol de Rayados resulta injusto y superficial. El arquero se vio superado por un remate originado directamente por una mala decisión defensiva, que ignoró los principios básicos del manual de la defensa. Malagón, en la acción del gol, no cometió un error técnico ni de colocación evidente; simplemente fue la última línea de defensa ante una jugada mal gestionada desde su origen.
Si bien la preocupación en el seno del América por el nivel mostrado en algunos pasajes del encuentro ante Rayados es legítima, el foco de las críticas debería dirigirse hacia el funcionamiento general de la defensa y, en particular, hacia errores puntuales como el de Cáceres en la jugada del gol. El equipo de André Jardine ha mostrado solidez en varios encuentros, pero también ha evidenciado ciertas desconcentraciones y errores individuales que han costado puntos importantes.
Corregir estas fallas defensivas, que van más allá de la actuación individual del portero, debe ser una prioridad para el cuerpo técnico del América de cara a la liguilla. La solidez en la retaguardia será fundamental para aspirar al título, y señalar injustamente a un jugador como Malagón, cuando el error se originó en otra zona del campo, no contribuye a identificar y solucionar los problemas reales del equipo. El análisis debe ser profundo y señalar las responsabilidades donde realmente recaen, en este caso, en una decisión defensiva errónea que dejó sin opciones al guardameta americanista.
28/04/2025
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